‘Un restaurante debe ser un remanso de paz, un oasis’: Mauro Gónzalez, sociólogo de Punto de Fuga

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Mauro González, sociólogo y director técnico de Punto de Fuga, asiste regularmente a restaurantes por motivos de trabajo. La celebración de comidas de empresa de manera regular le convierte en un buen crítico para nuestra sección en BdI.

Confiesa que tiene 3 ó 4 restaurantes favoritos ya que le gusta la variedad y cada día le apetece una cosa distinta, unos días le apetece carne, otros pescado, otros el picoteo… tiene varios restaurantes favoritos porque la elección depende de mucha cosas. No sólo es importante el menú si no también el ambiente, la cercanía o lejanía… “no tengo restaurante ideal todavía”.

Echa de menos un trato un poco más personal, “últimamente los restaurantes que se están poniendo de moda están masificados, casi, casi, comederos donde atienden varios turnos y te echan rápidoun restaurante debería ser un remanso de paz, casi un oasis, donde deberías encontrar no sólo la mesa o las viandas, si no el periódico o internet, yo estaría dispuesto a pagar un poco más no sólo por la comida sino también por el ambiente”.

Mauro piensa que es muy importante el precio aunque lo caro en los restaurantes no es tanto la comida, es el vino, “yo no entiendo porque es tan caro el vino en los restaurantes… a mí me gusta tomar un par de copas de vino tomando viandas pero está prohibitivo y yo no sé por qué”.

Pero insiste en que sobre todo, lo que valora, es la posibilidad de comer con calma, sin prisas: “El sábado pasado estuve en un restaurante en base a turnos y cuando quedaba media hora para cerrar estaban ya chinchándome para que me levantara… yo ya sabía que debía dejar la mesa a las once pero no me gustó que me lo estuvieran recordando desde que me senté… así que decidí no volver nunca más”.

En cuanto a las notificaciones ya sean vía email, vía sms se resiste: “No me parece un plato de gusto pero tampoco me resulta una molestia importante, me resulta más molesto que me llamen a horas intempestivas y eso lo hacen con frecuencia, así que un sms me parece una injerencia pero es perfectamente soportable”.

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